Hace un par de días, me encontré en la universidad con una colega. No recuerdo la vez anterior que nos encontramos, pero seguro es, que pasaron varios meses.
Nos saludamos y al despedirse, en 5 intensos minutos me contó lo sgte:
- "soñé con tu mamá y contigo"
- "he soñado más veces con tu mamá"
- "las recordé mucho para navidad y año nuevo"
Después de una seguidilla de mis preguntas, continuó:
- "a mi mamá le detectaron un cáncer cerebral"
- "renuncié a mi beca en España, estoy cuidándola a ella"
- "aun no se pronuncian los signos, pero esta en tratamiento"
- "ahora estoy tranquila..."
La conocí mientras realizabamos una práctica en un laboratorio de la universidad. Recuerdo que hacíamos un recuento de células, cada una trabajaba en su microscopio y comenzó nuestra plática...y la comunicación. Hablamos de lo humano y lo divino, de las penas, la familia, las mascotas, la universidad y de seres amados. Y en el traspaso de historias, intercambiamos visiones, ánimos y consejos.
Un día me propuse ser cazadora de historias; andaría por el mundo escuchando lo que mis días no han tenido. Que extraño fue, ver traslapada mi historia en la suya; como transeunte al amanecer, cual hoja que cae en el silencio del viento.
En mi rincón queda su indescifrable mirada , una resignación desconocida y el reproche a mi desidioso esmero...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario