La verdad es que
cada vez que veía una de las carátulas de los cassettes de mi madre, me reía de esos tremendos lentes. Supongo que
así empezó a gustarme la Nana Mouskouri, tan escuchada por mi madre. No sólo por esos llamativos y graciosos
enormes lentes de marco negro y grueso,
su magistral voz, me impresionaron en mi niñez.
Cada vez que pude,
me reí también de los lentes de mi madre, aunque eran tan propios de su estilo,
recuerdo que tuvo unos parecidos en tamaño a los de la Nana.
Hoy me sorprendí
pensando que gracias a esos lentes, me reí tantas veces con mi madre,
disfrutamos juntas de una voz celestial y heredé música, cosa que suelo
atribuir más a mi padre.
Confieso que siempre
me gustaron esos lentes; es más, los he buscado!. Y en un pensamiento mágico
tal vez creo que unos lentes así me hará parecer a ellas, se agradece ese
estilo puro, la distinción inmmutable, tan propio de ambas. Admirable garbo.